Todo lo demás, es un sueño...

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jueves, 7 de junio de 2018

FIEBRE 2018: Es para celebrar

Fue por eliminatorias, pero aquí Christian Ramos celebrando como Spiderman. Fuente: Depor.pe

Se escucha decir que los goles tienen que celebrarse. Y qué mejor en una copa del mundo, que ha sido el escenario perfecto para cobijar verdaderas actuaciones que son la culminación de una obra maestra que es siempre un gol. Hay para todos los gustos: las que marcaron un hito, las ensayadas o las espontáneas, sin embargo, sea cual sea su origen, nos fascinan y le dan más disfrute  a la fiesta del fútbol.

Si en los partidos comunes hemos visto coreografías fabulosas y curiosas celebraciones; cabe señalar la de Cristiano Ronaldo, con su giro en el aire y su grito de guerra (muy parodiado en redes sociales), el bailecito de Antoine Griezman en alusión de un videojuego, nosotros mismos hemos querido reproducirlas en la pichanga del barrio o los niños cuando anotan en la calle.



Aquí repasaremos algunas de las celebraciones que quedaron en la memoria de muchos, que otros lo vimos por video o (en estos tiempos) que se viralizaron. Muchos de estos, más que por su creatividad o improvisación, tienen un mensaje que va más allá de la simple maroma. No es un top necesariamente, es solo, a opinión personal, los que considero más emblemáticos y los que me dejaron huella.

Teófilo Cubillas, Perú (Argentina 78’)
Cómo no colocar este gol, más que por su hermosura y nivel de definición, por su significado emotivo. Perú enfrentaba en la primera fase a su similar de Escocia e iba perdiendo hasta que una rápida respuesta del combinado patrio y con penal atajado por parte de Ramón Quiroga, revertimos el resultado. Lejos de cómo nos fue en la siguiente etapa, se supo realizar una primera parte brillante, finalizando como primeros en nuestro grupo por encima de Holanda y considerado por la revista El Gráfico como el mejor medio campo de dicha instancia. Sin duda un recuerdo que cobra mayor brillo al ver a Cubillas disparar fuera del área, venciendo las redes rivales y con los brazos levantados y el grito ahogado por la risa mientras los compañeros lo abrazaban en un mar de euforia. Cuánta alegría en un solo gol.

La alegría del 'nene' al anotarle fuera del área a Escocia. Fuente: Libero.


Marco Tardelli, Italia (España 82’)
Los ‘azzurri’ cargaba con la tribulación por escándalos de apuestas en el torneo doméstico y llegaban al mundial sin el cartel de favorito (recordemos que empató sus tres encuentros en su grupo que compartió con Perú) pero que fue de menos a más y terminó alzando la copa tras 44 años, última vez que fue campeón, y con Paolo Rossi como el máximo artillero (6 goles). En la final en el Santiago Bernabéu contra Alemania, se impuso 3-1 y fue el segundo tanto, anotado por Tardelli, que quedó para la historia: Una descarga total, sacudiendo la cabeza y gritando mientras corría por el campo. Euforia genuina.

Fuente: bbc.co.uk


Diego Armando Maradona, Argentina (México 86’)
Han pasado 32 años de aquel certamen y aún se escuchan los ecos de la gran campaña de la albiceleste que llegó a tierras aztecas con críticas y sin ser favorito más allá de su tradición copera. Y en un mítico encuentro contra Inglaterra que significaba mucho más que el pase a la semifinal, ya que las heridas por la guerra de las Malvinas convertían el partido en una revancha con tintes políticos. Ahí apareció el ‘10’ para, con una viveza, anotar un gol al que llamaría: “La mano de dios” y sus celebración, tan simple, tan significativa con el puño cerrado y brazo en alto caminando por la tribuna argentina del estadio Azteca en señal de haber ganado la guerra. Diego y bronca en estado puro.




Roger Milla, Camerún (Italia 90’)
En el mundial del nivel futbolístico más bajo, pocos aspectos le dieron luz, y uno de ellos fue lo hecho por la selección de Camerún. Los africanos se presentaban en su segundo mundial (antes España 82’) y fueron la atracción del certamen llegando hasta cuartos de final, lo más lejos que llegaría una selección de dicho continente. Su jugador estrella, Roger Milla, siendo ya un veterano con 38 años, quedó tercero en la tabla de máximos goleadores (4 tantos) y con una celebración que pasaría a la historia. Lo sufrieron Rumania y Colombia, a quienes les anotaría dos goles. , pero fue ante los 'cafeteros' que su singular baile quedó para el recuerdo desde la concepción de la conquista; quitándole el balón al portero colombiano René Higuita en un también famoso ‘blooper y tras anotar, correr a la esquina del campo y bailando frente al banderín. Realmente gozó e hizo gozar del mundial.


Fuente: noorinfo.com


Bebeto, Brasil (EE.UU. 94’)
Sería el mundial en que Brasil se consagraría tetracampeón del mundo y, de paso, dejarnos una joyita que, en muchos puntos del planeta también se imita y muy seguido. Un episodio que quedó en la memoria de muchos fue la genial actuación de las selecciones europeas como Suecia, Holanda o Italia, pero que coincidentemente, caerían ante el poderío sudamericano de los cariocas y fue por los cuartos de final que la naranja mecánica recibió el gol de Bebeto que dio paso a su famosa celebración meciendo los brazos (junto con Mazinho y Romario que se le unieron al festejo), debido al nacimiento de su tercer hijo dos días antes. A la postre, el bebé llegó, no necesariamente con su pan bajo el brazo, sino con un mundial para su papi.




Brian Laudrup, Dinamarca (Francia 98)
Tras dos ausencias mundialistas (90’ y 94’), la selección danesa volvía a la máxima justa en Francia y con el título de campeón de la Copa Confederaciones de 1995. Su participación concluyó en cuartos de final, cayó ante Brasil la más brillante generación de jugadores daneses de su historia, no sin antes dejar un aporte a la fiesta del balompié. Brian Laudrup fue quien anotaría el momentáneo empate contra Brasil y a petición de su hijo de hacer algo “un poquito extraordinario” para celebrar su siguiente gol, es que corrió, formando un semicírculo por la euforia y se recostó en el césped completamente inmóvil. Casi eliminan a Brasil, casi consiguen la gran hazaña, pero en definitiva, el hijo de Laudrup fue quien ganó.




David Beckham, Inglaterra (Corea y Japón 2002)
Un grito, un beso al escudo y unas cuantas lágrimas. Eso resume la celebración del inglés en el mundial asiático hace doce años, sin embargo, el significado va más allá que la simple descripción. El ‘galáctico’ sufrió una pesadilla en la edición de Francia 98’ y con 24 años de edad, dejó a sus compañeros con un hombre menos tras ser expulsado por cometer una falta a Diego Siemone en el encuentro ante Argentina por los octavos de final. Esto provocó que el juego se extienda y se definiera en la tanda de penales donde los albicelestes se impusieron. Beckham fue tildado de responsable de la eliminación y tuvo que cargar con eso hasta el siguiente mundial. Su revancha comenzaría con el gol agónico que marcó de tiro libre en el minuto 93 a Grecia, que les daría el pase directo a Corea y Japón, evitando así jugar la repesca. El destino quiso que su revancha concluyera al enfrentar nuevamente a Argentina, esta vez por la fase de grupos y con un gol suyo de penal, los dejase casi eliminados del certamen. Una reconciliación con su país que lo gritó con más bronca que amor.





Tim Cahill, Australia (Alemania 2006)
La selección australiana retornaba a una copa el mundo tras 32 años de ausencia (Alemania 74’ había sido la última vez) y con un entrenador de lo más prestigioso como el holandés Guus Huddink, hicieron maletas hacia tierras teutonas y demostrar que la espera no fue en vano. Compartió grupo con Brasil, Japón y Croacia, difícil bienvenida considerando que eran selecciones duras y con más experiencia que los ‘canguros’, pero en su encuentro inaugural, de ir perdiendo ante los nipones, supieron darle vuelta al marcador en minutos finales. Su estrella, Tim Cahill abrió el camino hacia la victoria con los dos primeros de los tres goles anotados para el 3-1 final.  Y su celebración, corriendo al banderín de la esquina y lanzando golpes, quedará en el recuerdo, sin duda un sello de aguerrida actitud y un guiño a la cultura australiana del ‘canguro boxeador’.




Tshabalala, Sudáfrica (Sudáfrica 2010)
Por primera vez en la historia, una copa del mundo era celebrada en el continente africano, lo que significó una nueva era de inclusión y de una revalidación al espíritu del fútbol que es la unión. Con la presencia de una figura tan importante para ese país, y del mundo, como lo fue Nelson Mandela, Sudáfrica 2010 pintaba para ser una fiesta total con el color, ritmo y cultura que solo el pueblo africano sabe darle siempre a estos certámenes. Como anfitrión, jugó el partido inaugural ante México y si bien no lograron ganar ya que empataron 1-1, el primer gol del torneo celebrado en aquel continente lo hizo un sudafricano. Después, a pesar de su histórico triunfo ante Francia por 2-1, quedó eliminado en fase de grupos por diferencia de gol y con 4 unidades (igual que en 2002), siendo el primer anfitrión en no conseguir pasar de ronda. Sin embargo, a pesar de ello, nadie jamás les quitará lo bailado.




Robin Van Persie, Holanda (Brasil 2014)
El fútbol da revanchas. Como ya lo vimos en un caso anterior, esta vez le tocó a la ‘naranja mecánica’ cobrarse. En el mundial pasado, perdieron la final contra la selección de España, condenándolos nuevamente al infame histórico segundo lugar. En Brasil 2014, en fase de grupos se volvieron a enfrentar y aunque el encuentro quedó en un escandaloso 5-1 a favor de Holanda, ésta comenzaría perdiendo debido al gol de penal de Xavi Alonso. Minutos después, Robin Van Persie anotaría el empate gracias a un centro de ensueño que ejecutó de palomita y provocando no solo el comienzo de la pesadilla para el campeón vigente, sino una imagen para memes que dio la vuelta al mundo. Aquel gol fue tan efusivo que motivó una celebración en complicidad con su entrenador, el mítico Louis Van Gaal, chocando las palmas. ¿Ensayado o espontáneo?



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