Un 26 de Junio, un sueño se hizo realidad. Un club peruano levantaba la esquiva Copa Libertadores. Fue por la categoría sub-20, el primer certamen, realizado en Perú y se quedó en casa como lo hacen los grandes, una vez que tienen una copa en su tierra, no la dejan ir. Universitario de Deportes acarició el oro quiso llevárselo todo porque quería estampar su garra a nivel continental.
Los mayores, allá por los lejanos 70's casi hacen historia en la Copa Libertadores. Consiguió el subcampeonato, no pudo contra Independiente de Argentina. Con esa tradición; de garra, historia, triunfos, los jóvenes de la sub 20, quisieron forj
ar su propia leyenda, pero acuñarlo con el oro y no con la plata, porque la única que deseaban era el de la copa. Contra todo pronóstico, aparte de ser local, fue levantando cabeza y confirmando que no era coincidencia escalar posiciones.
No dejaron que el clásico rival concrete, lo asfixiaron, lo aburrieron y demostraron su fuerza mental en la tanda de los penales. No desmayaron, no cay
eron, no dudaron, a pesar de que el mejor del equipo: Andy Polo fallara su remate, no dejaron que los fantasmas se apoderen de ellos. Asustaron a Alianza Lima y al final, Bazán no pudo con la presión y empezó el primer grito y las primeras lágrimas, a la gran final del certamen.
En el banco, con mirada calmada, voz serena e inteligencia táctica, Javier Chirinos, el DT crema, infundía aliento a sus pupilos. Ya se había llegado a la final, y no se podría pensar en otra cosa que no sea la victoria, porque a esas instancias, el techo es el título. Se decía que ya habían cumplido, pero ellos, los muchachos, no pensarían así a menos que estampen una estrella en el pecho de la camiseta que defendían.
Así como Cienciano nos hizo delirar con 2 títulos internacionales para el Perú, los jóvenes querían formar parte de ese hito histórico y contribuir en nuestras alicaídas vitrinas. Así lo sentían y como hace años, cuando Universitario no pudo con Independiente de Argentina, ahora Boca Jrs. del mismo país, quería repetir el plato destrozando la ilusión
de un equipo peruano. Pero se demostró que somos la bestia negra de los 'gauchos' en definiciones, así lo sintió River Plate en la Sudamericana en 2003 y los mayores de Boca en la recopa 2004.
Esa tarde lo hicieron. Demostraron a los juveniles argentinos que en Perú, la sed de gloria va de la mano con la fuerza. En la tanda de penales, dieron gala, cátedra de fortaleza mental, lo que se necesita para superar dichas definiciones. Ninguno falló, ninguno dudó, ninguno arrugó. Jair Franco, William Mimbela, Angel Romero y Mauricio López, fueron los gestores de pesadilla para su rival. Mientras que Unrein y Achucarro fallaban sus respectivos remates.
Alzaron los brazos, destrozaron gargantas, hicieron brotar lágrimas, palpitó el Perú y el pueblo crema. "Este es un triunfo de Perú ¡carajo! porque este es el mejor país del mundo", lo grita Werner Schuller, zaguero de Universitario, con la bandera en la espalda. Angel Romero, uno de los que más dio, perdió un balón que provocó el gol de Boca y con ello, el empate. "Fallé en salida, me sentí muy mal porque dimos todo en la cancha, pero mis compañeros me estaban apoyando y esto lo podíamos ganar sobrado", dijo en euforia el '4' crema.
Orgullosamente, una Copa Libertadores se luce imponente, no sólo en las vitrinas de Universitario, sino en el Perú, donde muchos quisimos ganarla y nos fue esquiva. Es una Copa Sub-20 y su primera placa, brillante dice: "Campeón Universitario de Deportes de Perú" Una alegría que, para los que estuvimos allí como yo (permítanme decirlo), jamás se nos borrará de la mente y del corazón. Fuimos los testigos de otra página preciosa del fútbol de Perú. Para los que son cremas, inflen el pecho, amen a sus colores y alienten a su equipo como hinchas.
Fueron campeones, fueron héroes, son una realidad y leyenda.
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