Pocas veces uno está preparado para escribir sobre despedidas, pero hay que hacer el esfuerzo. Para muchos de mis compañeros y amigos de la Facultad de Comunicaciones (FACO) de la UTP, sintieron una gran tristeza porque nos enteramos de la renuncia de un buen amigo, nuestro maestro, el profe de fotografía; Miguel Blondet.
Profesor de muchos de nosotros, de la primera promoción y que hubiera sido de otras más. En quinto ciclo, uno se enfrentaba a la aventura de tener en sus manos una cámara Olympus. Y el profe 'Blondi' te enseñaba los trucos y formas de tomar las fotos. Primero te explica el criterio: "Angelitos, nunca fotografíen a nadie al medio", "Criaturas de Dios, cuiden su exposición", entre otros consejos que nos daba en clase.
Su experiencia y anecdóticas explicaciones nos encandilaban en las dos horas de clase. Nunca estaba ocupado para atender las dudas del alumno y cuando tenía que revisar una foto desde la pantalla de la cámara, se ponía sus lentes. Una vez, al hacer eso le dijo a mi amigo: "Voy a cambiar de focal". O la vez en que alguien le dijo: "Profe Blondet, yo lo quiero". Con una disimulada sonrisa, cómplice dicho sea de paso, contestó: "¿Y?" o sino, "Ya empezaste con la franela".
Cómo olvidar que nos enseñó a pintar con luz, usando el flash y las velocidades lentas de la cámara. Los tipos de iluminación en octavo ciclo y los productos y modelos que nos hizo fotografiar. Cómo olvidar sus prácticas o la vez en que tuvimos que aprender a usar el fotómetro, la mayoría a la mala, porque no atendimos el día que lo explicó. En fin, por razones extra académicas, nos deja el profesor Blondet. Ya no lo veremos más, ni por la facultad, ni en el estudio de foto, en los auditorios en los eventos o conferencias, en la cafetería cuando nos pillaba quemando el disco a última hora y los panes con huevo que recordará de mi parte con Pablo Francia, su alumno 'más franelero', como él solía decir.
Las jornadas que nos hizo hacer, persiguiendo a los profesores con la antorcha sobre la Nikon y al verla, todos temblaban. Muchos estaban molestos, otros cansados, algunos lo tomaban con más humor que cualquiera. "Para Blondet, ¿verdad?" o "Toda la vida Blondet, ¿por qué no les dice que le tomen a su familia?", pero al final, sé que extrañarán esa tarea que nos encomendaba y dicho sea de paso, hacíamos conocidos a los profes que nadie miraba.
Hizo del ISO nuestro amigo, del flash un ente menos temible. Nos tiraba tizasos al ver nuestra desatención y al usar velocidades ajenas a la de sincro al tomar con flash. Extrañaremos sus portables, su puntualidad, sus consejos. Al final, nunca se sintieron tan bien las Nikon, Canon y luces de modelado al ser usados por él.
En fin, lo extrañaremos mucho profesor Blondet. Gracias por los buenos consejos, los buenos deseos, la buena onda, el carisma y su amistad como docente, amigo, mentor y cómplice. Perdimos un grande, pero ganamos un aliado para toda la vida. ¡Mucha suerte!
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