Me dio la gana de acordarme de cosas: De los amigos. Aquellos que se mecharían con cualquiera que te mirase mal y que están dispuestos a mandarte a la mierda y al rato darte un abrazo. Esto no es Un día como hoy. ¡No! Es solo un recuerdo.
Una mañana me puse la camiseta
que junto con mis amigos llegamos a la final del campeonato de la facultad de
comunicaciones en aquel, cada vez más lejano, 2012, después de partidos
goleados y sonrisas a montones.
Goleada 2012: Taxi, Red bull y previa. |
Se trataba de la alterna de la
selección holandesa: Negra con una pequeña franja naranja, con el número debajo
de ésta. El escudo, aquel león coronado lanzando llamas de entre las fauces,
luce un solitario espacio que espera ser sellado por una estrella. Estrella que
tristemente no pudimos adornarle y así nos sumamos a la dolorosa tradición del
subcampeonato.
¿Con otra ‘mica’ sería diferente
la historia? No sé.
¡Fusión!/Dream Team 2012 |
Lo que importa es que en nuestro
último certamen, todos juntos celebramos como si hubiésemos sido campeones. La
verdad es que estábamos unidos como un equipo infranqueable. El 11, 9, 28, 7,
16, 19, 10, 100, 193, 22, 17: Extraña combinación, entrañable mezcla.
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