Hablemos un momento de las ilusiones. Si, aquellas que son el motor de todo lo que hacemos. De nuestros planes son las gestoras, de nuestros deseos son el aliento perfecto. Qué más queremos que nuestras ilusiones se hagan realidad. Nuestros suspiros tendrían sentido y todos nuestros esfuerzos para que se hagan realidad nuestros ideales.
Una vez pensé encontrar la felicidad, aquella que no nos deja dormir y ello no implica el mal humor ni la antipatía, pues, es el deleite más grande que uno puede sentir. Los momentos de alegría se vuelven prolongados hasta decir basta. Pero no somos capaces de detenernos, de cesar, de parar. Nuestra sonrisa se prolonga y se extiende como ocaso en el infinito.
NO somos lo suficientemente valientes para admitir un fracaso, a menos que termine la ilusión. Y somos capaces de lograr cualquier cosa, con tal de poseer lo que nos motiva a sonreír y soñar. Nuestra vida, a partir de ese entonces, se vuelve un sueño perpetuo, en una fantasía interminable y el pago, es tu sonrisa que parece nunca terminarse.
¿Qué es mejor que una ilusión? No lo sé. Pero queremos que nunca termine el sueño, la fantasía. Queremos vivir en un mundo de cuentos. Las cosas nunca son como queremos, pero siempre podemos lograr que sean acorde de un ideal. Queremos tanto, que dejamos de pensar en nosotros mismos. Nosotros vivimos por el otro y el otro, es el mejor de los regalos, y sólo nos queda decir: Te amo.
Una vez pensé encontrar la felicidad, aquella que no nos deja dormir y ello no implica el mal humor ni la antipatía, pues, es el deleite más grande que uno puede sentir. Los momentos de alegría se vuelven prolongados hasta decir basta. Pero no somos capaces de detenernos, de cesar, de parar. Nuestra sonrisa se prolonga y se extiende como ocaso en el infinito.
NO somos lo suficientemente valientes para admitir un fracaso, a menos que termine la ilusión. Y somos capaces de lograr cualquier cosa, con tal de poseer lo que nos motiva a sonreír y soñar. Nuestra vida, a partir de ese entonces, se vuelve un sueño perpetuo, en una fantasía interminable y el pago, es tu sonrisa que parece nunca terminarse.
¿Qué es mejor que una ilusión? No lo sé. Pero queremos que nunca termine el sueño, la fantasía. Queremos vivir en un mundo de cuentos. Las cosas nunca son como queremos, pero siempre podemos lograr que sean acorde de un ideal. Queremos tanto, que dejamos de pensar en nosotros mismos. Nosotros vivimos por el otro y el otro, es el mejor de los regalos, y sólo nos queda decir: Te amo.
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