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Para muchos, se le compara con el ruso Chéjov, pero lo que
sí podemos afirmar es que, después de leer sus relatos, no somos los mismos, ya
que nos queda una sensación extraña pero de la buena. Como que hay algo más en
lo que nos ha contado el autor y aun no lo hemos captado.
Su estilo simple, sin grandes detalles que el de las
palabras o decisiones concisas de sus personajes, Carver nos brinda una amplia
visión de una clase norteamericana decadente, clase media y llena de problemas.
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Aborda los conflictos familiares, personales, crisis
emocionales, disyuntivas morales de los hombres y mujeres con su pasado y el
respirar del día a día. En este libro encontraremos miradas crueles al interior
de personas temerosas a la muerte, a la soledad, al cambio y la lucha impotente
contra las dificultades.
Un libro sencillo de leer, pero que requerirá de toda
nuestra atención para comprender que la verdadera acción está detrás de las
palabras y los actos de sus protagonistas. Bien lo dijo Roberto Bolaño: “…lean
a Chéjov y a Carver porque uno de los dos es el más grande cuentista que ha
dado este siglo”.
*Dos relatos: Del que viene el título del libro, trata los
últimos días y agonía de Antón Chéjov producto de la tuberculosis y cómo Carver
teje una ficción que se come al lector. El segundo, “Quien quiera que hubiera
dormido en esta cama”, una pareja habla de madrugada tras despertar gracias a
una llamada equivocada. Abordan temas aterradores de sus dolencias jamás contadas
y puntos de vista de la muerte.
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