Fui a ver Hitchcock. La película
en la que actúa el legendario Anthony Hopkins y la gran Hellen Mirren. Sí, un
martes (cuando es más barato) que estaba el clima extraño, muy frío por San
Miguel, sol por el centro de Lima y sofocante dentro del carro, en fin. Para
qué, valió la pena beber esa gaseosa helada que me jodió la salud cuando
parecía que me sanaba. La canchita, a pesar de ser pequeña la caja, duró casi
una hora, en la que el genial Hopkins, encarnando al maestro del suspenso, se lucía a más no poder y nos arrancaba, al
poco público que allí había, carcajadas y aplausos al ritmo de su siniestro sentido del humor.
Gocé, disfruté y sonreí de oreja a
oreja. Y es que, luego de haberme divertido tanto esa tarde en el cine, me puse
a pensar y recordé cuando compraba mi cancha. Parejas, señoritas con sus
enamorados, ‘culisueltas’ y ‘wachiturros’, ‘amixers’ y demás. No cabe duda que
el cine es el lugar perfecto para tener una cita romántica, pasarla bien con la
pareja y compartir una película con esa persona. Pero, ¿se puede ir solo al
cine? O ¿por qué a veces se cree que es ‘raro’ ir solo?
Ir al cine es también ir con una
amiga, el amigo, el grupo de amigos, la
trampa, los hermanos, la familia… e incluso solo. Será porque, así como nos han
‘vendido’ la idea (o la necesidad) de comer mientras se ve la película, se cree
que no es lógico ir solo al cine. Lo que sí es evidente es que, así como una
obra de teatro, concierto, partido de fútbol, el cine es un espectáculo, donde
se va solo o acompañado.
Pero me gradúo de ser extraño, ya
que, si bien he gozado yendo al cine con amigos, con pareja, con familia,
también gozo (con un gustito particular) al ir solo. Por ejemplo, digamos, ese
día quería ir a ver Hitchcock, película basada en el afamado director de cine
de terror. Muy bien hermano, ahora invitemos a los amigos. Mala idea. Si les
das para elegir una película como esa, con otros títulos, y considerando que
Hitchcock se exhibe en dos cines, precariamente, entonces, ¿Qué podemos decir?
O más bien, ¿qué te podrían decir? “La vez cuando vengas tú solo”
¿Acaso es malo eso? No, gran
idea que te da la gente cuando menos te
lo imaginas. Si quieres ir a ver Hitchcock y la mayoría quiere ver “Mi novio es
un zombie”, debes sujetarte a los demás si decidiste ir con otros que no
comparten tu idea. Así que, ¡Hey! Amigo, fui a ver Hitchcock. ¿Con quién? “Emm…
yo solo”. ¿Solo? Pero por qué… Me muero de la risa. Carajo, ¿no me dijiste que
si quería verla me fuera solo? Pero
bueno, es así. Me fui a ver dicha película que sé, obviamente, que no a muchos
les agradaría verlas porque no es tan ‘comercial’, claro, pero no es obstáculo
para privarse del gustito de ir a verla al cine. Me hizo recordar cuando fui a
ver El cisne negro con Nathaly Portman, otra experiencia genial. El día que ir
solo esté prohibido en las salas de cine, será el día que me sentiré atado a
los títulos comerciales, que dicho sea de paso, no todos son malos, OJO.
En fin, salí con gusto,
satisfecho porque no les malogré la tarde a mis amigos que de seguro no
hubieran elegido ver eso, sino otro título. No importuné a nadie por ver
Hitchcock y no Tadeo. Contento y con ganas de visitar más veces los cines, salí
de la sala donde las pocas personas que habían dentro se quedaron viendo los
créditos, cosa que comparto 100%, pero debido a que la Pepsi me quedó inmensa y
no suelo dejar ni cancha ni gaseosa, debí irme corriendo al baño para salvar mi
vida. Una vez más tranquilo por el bienestar de mi vejiga, salí y vi la gran
cantidad de parejas, ‘wachiturros’, ‘culisueltas’, algunos escolares, jóvenes
saliendo de otras salas. Supe que esa cantidad no iba a entrar a ver la
película que yo iba a ver, lo confirmé al contar las 10 personas, junto
conmigo, en la sala de Hitchcock. No salí decepcionado, pero sorprendido.
Afuera, en la boletería, una chica le decía a su compañero, ¿qué es eso de ‘hishcóc’
ja,ja? El chico se quedó callado. Le doy el beneficio de la duda, pero al
juzgar lo que oí, se irán a ver Tadeo.
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