Gritemos y celebremos por ser peruanos. Y es que 'en la escasez está el gusto'. Ganar no es fácil para nosotros y menos por eliminatorias. Pero el marco fue preciso para todos, con estadio lleno, aliento fiel, cantos y chalinas, rojo y blanco, volteada de marcador, qué más pedir. Valió la pena la amanecida, la molestia, el frío, la gastritis, pagar reventa, sufrir el 0-1... Valió la pena romperse la garganta y sortearla en el estentóreo grito que se fundió en uno solo. El eco del Nacional se sintió en el país, en el corazón, en el alma, en los oídos, el de ellos, el de los 'venecos'...
Aliento eterno
Nosotros, los que estuvimos en las tribunas, alentando, gritando, sufriendo, saltando,... nos comimos la bronca y supimos encontrar el rumbo perfecto a un resultado que nos hacía estremecer, pero en vez de callar, decidimos hacer estremecer las paredes del 'Coloso de José Díaz' y destrozar la concentración de nuestro oponentes.
Ni Arango, Vizcarrondo o el propio Vega, referentes en cada sector del campo, esperaban la reacción de Perú después que se adelantaron en el marcador. El titular del Munchengladback gozó con su habilidad al traducirla en gol y nosotros nos vimos a merced de los fantasmas. Las gente se silenció, algunos cantaban (los loquitos del costado) sin importarle el golpe sufrido.
Algunos se sentaron, otros se tomaron la cabeza, el rostro, patearon su bronca y masticaron la frustración. Pero la fe del peruano es grandiosa, tomamos la lanza desde nuestras gargantas hasta contagiarla en las piernas de los 11 que salieron para imponer su condición de local. Se acordaron que tenían hambre de puntos y que en casa jamás nos ganaron, quisieron alargar la racha que ya parece una tradición y ganar el encuentro.
Apareció el hombre del Scalke 04 con su veloz aparición, oportunismo y picardía para imponer su calidad, hizo explotar el Nacional con el ansiado empate que era el primer paso. El furor nos invadió y enloquecimos en una enceguecida celebración, el uno con el otro, en un abrazo inmenso que estaba pugnando por salir. Ellos lo sintieron: Farfán, Vargas, Guerrero... Nosotros levantamos el puño.
Se marearon y cayeron
El cuadro de Farías celebró su gol como si fuera el tanto a los 94'. Ahora, con la lanza entre los dientes, Perú les 'hizo el pare' porque en mi casa no te llevas puntos, no te mal acostumbres 'veneco' faltoso. Sintieron la 'pegada'. El segundo gol también lo anotó Farfán, el que no quiso declarar, el que se intoxicó, el que una vez no mostró respeto durante el himno, el inmanejable... Habló, pero con gol y así se le quiere ver a Jefferson. Lo hizo salir a Vega, se sacó un defensor y humilló al portero castigando sus redes sin piedad. Los 'venecos cancheros' se acordaron que en Lima no han ganado. Fue cuando los fantasmas se cambiaron de tribuna y se apoderaron de ellos.
Esta vez explotó algo en nuestros corazones, toda la rabia, cariño, frustración, orgullo y sufrimiento salió del pecho en un grito que se fusionó en un maremoto incontenible en todo el estadio. Se desbordó el tsunami de jolgorio y ahogó a los hinchas llaneros y a la 'vino tinto'. No pasó mucho tiempo para que viera la roja un 'veneco'. Gabriel Cichero tuvo que irse a regañadientes y todos firmábamos la goleada de la Copa América.
Venezuela no fue la que comenzó, sólida abajo, rápida para el contragolpe. Vizcarrondo, que lo tuvo 'seco' a Guerrero y jugó 8 puntos, desapareció. Arango no sacó más 'pases' del sombrero, Rondón no trascendió como se temía y los nuestros se pasearon en el área, lamentablemente no se pudo redondear la goleada, pero la presión del Nacional estaba en índices críticos y estaba a una milésima del coma eufórico de la victoria.
No se hizo esperar el 'pitazo' final. Con el marcador en contra, con la presión, responsabilidad y el deber del triunfo para seguir en carrera, fueron los condimentos precisos para cocinar una noche de victoria con calidad de 5 tenedores para el paladar de un hincha alicaído poco acostumbrado a los triunfos.
¡Bueno!, la ilusión continúa. Unos dicen que 'ahora le toca a Argentina', otros que firman el empate, algunos esperan a Messi, etc. Dejemos de lado los análisis, los sueños y anhelos que muchos desean porque hemos dado un buen paso, ahora solo queda alentar, mientras que a los que les toque arrancar cumplan su 'chamba'. ¡Arriba Perú Carajo!.