Jefferson Farfán anotó su gol 25 y es el tercer máximo artillero de la bicolor. Fuente: Perú21. |
Nuestra blanquiroja volvió a imponerse –nuevamente a otro equipo europeo-, esta vez ante Escocia, y con esto, ya lleva trece partidos sin conocer la derrota desde el 23 de marzo del año pasado, contando los amistosos y encuentros de repesca.
Si bien, cuando se juega un
clásico del fútbol peruano el país se divide en dos, cuando juega la selección,
el país se vuelve uno solo y más que nunca. No había vista jamás lo que
presencié –y viví- en un encuentro puntual: El último partido contra Colombia
por eliminatorias para clasificar a Rusia.
Así comenzó esto
Muy temprano, saliendo de casa
para ir a trabajar en aquella mañana del 10 de octubre del año pasado, aún con
frío, vistiendo la camiseta blanca y roja, miraba pasar a señores, señoras
comprando el pan, madres con sus hijos pequeños, niños en camino al colegio y jóvenes
con pantalones de vestir; todos usando la mica nacional.
Uno, dos estaría bien, hasta tres
o cuatro, pero de veinte personas, las veinte con la indumentaria del combinado
patrio era algo inigualable. Un solo idioma y pensamiento sin palabras fue lo
que todo un país albergó en su cabeza aquel día. Los claxons que arengaban el
estribillo tribunero que resuenan en los estadios no dejaban de ser emitidos.
Una ilusión, eso era.
Se dispuso cerrar negocios, los
empleadores autorizaban la salida temprana de sus trabajadores y las
interminables filas de autos pugnando por llegar a su destino, uno en común: ir
a ver el partido que nos clasificara directamente a la copa del mundo.
Alentar a la selección, ya no es pérdida de tiempo. Fuente: Perú21, |
Ese partido lo empatamos con el
recordado gol de tiro libre indirecto de Paolo que, por fortuna divina, el
balón es tocado por el portero David Ospina para validar aquel disparo del
capitán. Después, los encuentros con Nueva Zelanda y los amistosos con Croacia
e Islandia, el ambiente excepcional de una fiesta colectiva y una misma chispa
de locura bicolor se volvía a encender más no a desempolvar como años atrás.
Es ya costumbre volver a recaer
en esa fiebre por estos últimos encuentros y, también costumbre se ha vuelto
ganar. Estamos ganando, y eso es algo a lo que no estábamos habituados, pero
estamos aprendiendo a hacerlo. Contra Escocia –selección que no habíamos vuelto
a chocar desde el mundial de Argentina hace 40 años-, nuevamente hubo
camisetas, permisos autorizados, calles congestionadas, claxons…Y victoria otra
vez, claro que sí.
Que no termine esto, porque como
país nos hace bien, nos une, lo gozamos. Como compañeros, padres, hijos y
amigos, nos ilusionamos, nos la creemos. Ya no estamos con las camisetas de
otros combinados de América yendo a los estadios o a ver los partidos, sino que
vamos con la bicolor, la roja, polos con diversos motivos nacionales, réplicas,
vintages, todo vale. Que nunca termine esto, por favor.